sábado, 12 de mayo de 2012

EL EXORCISTA


Cuadro técnico:
Director: William Friedkin
Productor: William Peter Blatty
Intérpretes: Linda Blair, Ellen Burstyn, Max Von Sydow
País/ año: USA/ 1973



La primera película gore que se estrenó masivamente en todo el mundo y contribuyó determinantemente a que el nuevo género y hasta entonces subterráneo subgénero se asentase definitivamente en la gran industria hollywoodiense. Buena culpa de ello la tuvo el que la Warner Brothers estuviese detrás de la producción, preocupándose en conseguir actores de renombre, técnicos de solvencia contrastada y no escatimase en las escenas
truculentas, que salpicaban agriamente buena parte del metraje. El resultado fue insólito: El exorcista arrasó en taquilla y desbrozó definitivamente el camino del cine bañado en sangre.
La novela El exorcista de William Peter Blatty se basa en un hecho real. En 1949 el reputado diario Washintong Post publicó una serie de artículos recogiendo un extraño caso ocurrido en Maryland, donde un joven estudiante de catorce años de la universidad de Georgetown parecía estar poseído por una fuerza maligna: hablaba en idiomas que desconocía, los muebles de su habitación volaban por los aires, de debajo de su cama surgirían ruidos indescifrables. Los padres del muchacho recurrieron a la ayuda de un párroco local que practicó el exorcismo. El acontecimiento dio la vuelta al mundo a los pocos días.



El libro de Blatty fue un considerable éxito multiventas, y pronto se pensó en una adaptación cinematográfica. El único problema estribaba en la complejidad de plasmar en imágenes algunas escenas literarias altamente blasfemas, ya que el escándalo con la Iglesia estaba asegurado si se mostraba a los espectadores a una niña masturbándose con un crucifijo, girando la cabeza 360 grados, injuriando a las madres del los curas y lanzando chorros de vómitos a la menor ocasión.



Tras un par de borradores del guión, suavizados convenientemente, se llevó a la pantalla “El exorcista”, con una tierna Linda Blair encarnando a Regan, la niña a la que los padres Karras (Jason Miller) y Merrin (Max Von Sydow) intentan sacar el diablo de dentro. A pesar de su galopante carácter sacrílego y de los salvajes efectos especiales de Dick Smith, el incondicional apoyo de la Warner evitó una calificación X, conformándose los censores con asignarle una R de “restricted”, que no molestaba en absoluto para fructífera carrera en el box- office.



Linda Blair recuerda la experiencia: “Aquello me marcó para toda la vida. Yo sólo tenía trece años y el rodaje fue muy duro. A mi edad había cosas que tenía que hacer y algunas frases que tenía que decir que no entendía demasiado bien. Físicamente fue muy intenso, ya que en el plató llegamos a 17 grados bajo cero en algunas ocasiones. Me pasaba más de dos horas preparándome con aquel maquillaje incómodo que luego tenía que llevar puesto todo el día, y en el pelo me echaban una especia de laca húmeda muy pegajosa”.



La película es, todavía hoy, una de las más recordadas por el aficionado neófito, incapaz de citar un solo título de la Troma pero entusiasta a la hora de relatar cómo durante la proyección, en su época, muchos de sus amigos tenían que excusarse para ir al lavabo y vomitar o se los llevaba una ambulancia debido a los desmayos provocados por el terrible shock emocional. Una leyenda, más que nada alimentada por todos los chismes difundidos ávidamente sobre supuestos sucesos paranormales acaecidos en pleno rodaje. Rick Baker, ayudante de Dick Smith en los efectos especiales no duda en quitarle trascendencia a los hechos: “Normalmente Dick y yo no estábamos en el plató sino que recluíamos en los sets de maquillaje, donde preparábamos lo del día siguiente. Por allí se oían muchas historias de carácter inexplicable, pero por ejemplo, cuando ardió el plató, hacía poco tiempo que habían despedido al diseñador, y más que un espíritu molesto puede que hubiese un diseñador molesto”.



El filme de Friedkin generó un par de secuelas: la plomiza El exorcista 2: el hereje y la entretenida: El exorcista 3.
Las exploitions de turno tampoco tardaron mucho en llegar: la italiana y contundente El anticristo, (Alberto de Martino, 1974), la española y pintoresca Exorcismo (Juan Bosch, 1974), la americana y paródica Reposeída (Bob Logan, 1980).



En lo personal siempre he tenido una gran preferencia por las películas de terror y siempre que teníamos la oportunidad de alquilar videocasetes, alquilábamos una de terror o misterio. Recuerdo lejanamente por los años 1999 o 1997, un canal de señal abierta anunciaba que pasarían en su función estelar esta película. Obviamente con sus respectivas frases publicitarias: “la película de terror más espeluznante”, “por primera vez en televisión”, “un hito en el cine de horror”. Estas frases no hacían más que sazonar lo que yo creía que sería una buena velada de película. En el cuarto con la tv, estaba mi hermana mayor y yo, a pocos minutos que empiece la función llegó mi mamá, el cuarto estaba con las luces apagadas y la única luz que alumbraba era la del televisor.



En la primera escena “fuerte” que es la que Reegan se orina en medio de la sala, mi mamá se fue del cuarto y dijo: no, no, yo mejor me voy, esto es solo para ustedes. Pasaron unos minutos más, donde la intriga crecía, la tercera o cuarta escena impactante, yo que tan solo era una niña pequeña, también decliné y me marché al refugio de mis sábanas tibias, a los pocos minutos, mi hermana mayor, de la que todos creíamos que vería la película hasta el final también declinó en importante proeza. Al día siguiente le pregunté por qué regresó y no la vio completa, su única frase fue: es espeluznante, solo la podría ver de día, con las luces encendidas y rodeada de mucha gente. Hasta el día de hoy no la ha visto. 

Para ustedes, para quien no la ha visto aún: 




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