viernes, 27 de abril de 2012

NEKROMANTIK


Cuadro técnico:

Director: Jorg Buttegereit
Productor: Manfred O. Jelinski
Intérpretes: Daktari Lorenz, Beatrice M., Harold Lundt
País/ año: Alemania/ 1987



Rob trabaja en Joe´s Strretcleaning Agency, una empresa que limpia la ciudad y alrededores recogiendo los cadáveres y demás despojos humanos que quedan desperdigados por el suelo tras los accidentes automovilísticos. De vez en cuando, y siempre que sus compañeros no se dan cuenta. Rob se lleva a casa algunos restos (manos, ojos, entrañas) que conserva en
formol para regocijo de su novia Betty. Un bien día, estos pequeños hurtos darán paso a la sustracción de un cadáver entero, un tanto putrefacto, que les servirá para entregarse a una orgia post mortem que culminará con la fuga de la chica con el cuerpo inerte y el progresivo enloquecimiento del chico abandonado, que acabará suicidándose mientras se masturba, alcanzando así su ultimo gran orgasmo.



Nekromantik no es una auténtica muestra de sexo con muertos. Se trata de la opera prima de Jorg Buttgereit, cuya experiencia cinematográfica se reducía a unos cuantos cortos inocentes (Der Gollub, Mein Papi) fechados a principio de los años 80. El rodaje fue complicado, ya que el presupuesto era más bien escaso y el guión se iba escribiendo sobre la marcha, el mismo día que se filmaba la escena. Los actores no eran profesionales, al igual que el resto del equipo técnico-artístico, lo cual también influyó en dotar al filme de un tacto amateur que genera desazón en el espectador, sobre todo por culpa del protagonista, Daktari Lorenz, impasible ante los macabros acontecimientos que s ele vienen encima a un ritmo vertiginoso. 










Pero por encima de cualquier consideración, lo verdaderamente impactante de esta película, es la mala idea de Buttgereit, capaz de diseccionar con su cámara indiscreta el sexo, la carne, la muerte, la demencia y cualquier cosa que se le ponga por delante. Retrata fríamente los escarceos de Betty con el cuerpo descompuesto, los goterones de animales floteando en el agua y sobre todo, el harakiri final. Pero todas estas aberraciones son servidas sin recurrir al mal gusto aunque esto no juega a favor del film. Vemos un intento del director por cobijarse en la vieja fórmula del arte y ensayo, empleando el ralentí, los planos difuminados, el delicado acompañamiento pianístico, una opresiva fotografía ocre, evitando los diálogos y tomándose todo el tiempo del mundo para describir una escena por insinificante que sea.









“Tanto en esta película como en mis siguientes filmes las principales influencias que tuve fueron las noticias trágicas de los periódicos, el cine de John Waters, que me causó gran impacto”, dice Buttgereit. “Vi cómo este tipo majareta podía hacer películas muy extrañas, muy undergrpound y con cosas muy asquerosas y a la vez era capaz de moverlas por todo el mundo sin haber estudiado técnica en ninguna academia”.
En 1991 Buttgereit y su productor Manfred O. Jelinski se animarían a rodar Nekromantik 2, ahora con una mujer entregándose sin reparos a la copulación con cadáveres. Un filme más pesado que su predecesor, pero igual de perturbador. Igualmente recomendable es the corpse fucking art., un asombroso making – off de las dos piezas necrófilas, repleto de curiosidades y sorprendentes revelaciones. 





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